Os escribo con tristeza despidiendo a un alumno, un amigo, un compañero. Hachiko se marchó casi de repente, despidiéndose de su familia y de su hermano incondicional Blanquito. Hachi y Blanqui tenían una relación muy especial, pero no fue así siempre. Blanquito es sordo, venia de un lugar donde no había sido amado y la adaptación no fue agradable desde el principio. Hachi no había tenido hermanos y no se llevaban del todo bien, y Blanqui había vivido horrores en su pasado.
Toda la familia se esforzó por acoger, ayudar y amar a Blanquito, Hachiko se volvió un guía seguro y estable para Blanqui, estando siempre ahí para su hermano, para su familia. Hermanos inseparables.
Hachiko pasó sus últimos días sin apenas moverse, sin poder caminar, acompañado de su familia y de su fiel amigo Blanqui, quién no se separó de él y le dio fuerzas en todo momento; ahora vive el duelo cerca de la mantita y el colchón de su hermano.
Me despido de ti, Hachiko, porque has hecho un gran trabajo con Blanqui, has sido un gran perro y has hecho a tu familia feliz hasta el final.
Un abrazo, familia. Gracias por llamar, por preocuparos por que Blanquito esté presente en este proceso y se adapte de la mejor manera posible.
Adiós, Hachiko.
Gracias por haberte cruzado en mi camino.