Un nombre dice mucho de quién eres, un nombre define parte de tu sentir y tu poder en el universo, en la tierra. Un nombre puede hacerte sentir orgullosa, fuerte y valiosa o más bien todo lo contrario, debilitarte.
¿Alguna vez te has parado a pensar si de verdad el nombre que elegiste para tu perro le define y le hace sentir fuerte y, sobre todo, le identifica?
Un nombre tiene que hacerte sentir vivo e importante, para ti y para el mundo. Un nombre puede alterar el modo en que nos comportamos y nos comunicamos con el mundo.
Un nombre es una palabra con un valor etimológico, numerológico, energético y espiritual. Todas estas estas formas y sentidos crean la respuesta de un ser en su mayor significado y únicamente si esta respuesta o definición nos corresponde, encaja y nos completa, nos hace sentir fuertes, vivas, poderosas e importantes.
En realidad, hay muchas personas y perros que no se identifican con su nombre, que internamente les incomoda y sin más, se conforman.
Hay muchos perros, muchos animales (nos incluyo a los humanos) que no son capaces de sentirse identificados y expresarse con libertad porque su nombre no les corresponde y, aunque de un millón de maneras se lo explican a sus personas, ellas no consiguen entenderlo. Es normal si no tienes consciencia de lo importante que es.
Además, su nombre hará que nosotras, sus personas, nos dirijamos a ellos con un tono u otro, con un valor significativo o no.
Solamente se conecta profundo cuando el nombre se acoge con orgullo y es tratado como tal, cuando nuestro perro se reconoce e identifica a si mismo en ese nombre, y sentirse tratado como él mismo se identifica le hace emocionarse, en el mayor sentido de la palabra emocionar.
Te puedo hablar de Lolita, una gata que llegó a vivir temporalmente en nuestro hogar. Ella era muy tímida y guardaba las distancias, no se acercaba. Como a todos los gatos que vienen de visita, les identifico con un nombre y poco a poco lo aprendemos pero ella, ella tenía un nombre que escogí aunque no se identificaba.
De repente un día, de una manera muy normal la llamamos Lolita, sin siquiera haberlo pensado nos salió algo así como “¿Has dado de comer a Lolita?” Nos sorprendimos porque nunca tuvo ese nombre hasta ese instante, en que Lolita reaccionó, se identificó y nuestra relación cambio, se acercó a los humanos y debo decirte que ahora es la gata más feliz, compañera incondicional de mi mejor amiga.
También puedo explicarte lo que te cuento si te hablo de Lleó, que si me sigues por redes debes conocerlo porque es nuestro gato. Yo no decidí que fuese nuestro gato, él decidió venir, camelarse a los perros y quedarse. Él vino de bebé, era muy distante y es asustadizo. Igual que con Loli, pensamos nombres aunque no respondía a ninguno y, fíjate, de manera cariñosa le llamábamos Lleó, porque parece un leoncito en miniatura.
Ya ves, sin saberlo y de manera espontánea ya tenía nombre desde el principio. Desde que él nos dijo que Lleó es su nombre nuestra relación cambio, y ahora es un gato de estos de caricias, ronroneas y amasar siempre que consigue sentarse sobre tus piernas. Eso si, nuestra relación acaba de empezar.
Ahora bien, ¿estás segura de que el nombre que escogiste para tu perro le hace sentir poderoso?
Gracias, gracias, gracias
Elena Dogsanimal