De verdad, en este proceso en el que ayudamos en la rehabilitación de un perro existen días malos, malos de verdad. Hasta el punto en que parece que todo vuelve a ser incluso peor que antes y lo peor es que es más fácil que nos frustremos por una recaída en lugar de centrarnos en la cantidad de días o semanas buenas que llevamos.
Es muy fácil para nuestros perros y para nosotras tener un día malo; un día que quizás cambia el tiempo y hace mucho viento, un día en el que yo misma, como terapeuta, no me siento con todas mis fuerzas y tú, su familia y responsable, también tienes un mal día. Existen días en que todo esto se junta y, ¿sabes qué? No pasa nada.
Como te digo, es muy fácil que por este día malo nos echemos las manos a la cabeza y por una parte tú, como familia y responsable de tu perro, te sientas frustrada por la recaída tras el tiempo de mejoras, evolución y conexión que has vivido con tu perro; por otro lado yo, vuestra terapeuta, veo ese bajón, siento tu frustración y siento a tu perro decirme que él no lo ha podido evitar, necesitando incluso excusarse.
No pasa nada. Estos días existen y necesitamos vivirlos para dar incluso más valor a los días buenos. Hoy, puede haya sido uno de esos días para ti con tu perro, pero mañana será otro día, te lo prometo.
Si en este día no puedes llevar a cabo las tareas que os harán mejorar y evolucionar, no lo hagas. Si en este día te has frustrado e incluso enfadado con tu perro por el bajón, distánciate antes de tener una mala contestación o un mal acto hacia él. Díselo, pídele espacio y cuando te sientas mejor (ya sean 10 minutos o 1 hora después), deja entrar de nuevo a tu perro en tu corazón, siéntelo, abrázalo, quiérelo y disfrutad de lo que sí os sale bien siempre: estar unidos.
Fíjate que yo, vuestra acompañante y terapeuta, tengo días en que no me siento bien y este bajón ocurre en todas las familias que visito en el día. Pero sabes, así como siempre intento que seas empática y comprendas cómo se siente tu perro, este trabajo se vuelve en mi beneficio y ese día malo es compensado por toda vuestra comprensión y respeto.
En el proceso de rehabilitación de un perro existen días malos y, ¿sabes? No pasa nada.
Al final creo verdaderamente que lo que ofrecemos nos es devuelto multiplicado. Y esto es lo que pretendo enseñar con el trato y la educación amable y respetuosa hacia nuestros perros.
Me gusta ser tu acompañante en este proceso de rehabilitación, ayudarte a conectar con tu perro. Me gusta saber cómo te hace sentir el comportamiento de tu perro y sobretodo que quieras saber cómo se siente tu perro al respecto. ¿Necesitas mi ayuda? De verdad, estoy deseando conoceros y formar parte de este proceso loco y precioso al mismo tiempo. Contáctame si necesitas entender por qué tu perro se comporta como lo hace o crees que puedes ayudarle en sus conflictos para poder ser un perro libre e inmensamente feliz. Me encantará estar contigo en esto.
Gracias, gracias, gracias
Elena Dogsanimal
2 comentarios
Hola, muchas gracias por tus palabras, justo era algo que necesitaba escuchar, leer hoy.
Tengo un Golden retriever de un año y 3 meses, es demasiado juguetón, le encanta correr, hacer amigos y jugar. También le gusta jugar con los perros más chiquitos y claro, a estos les encanta correr con él, (hace unos días, se metió a un charco de lodo con un perrito que era del tamaño de su pata)
Pero a lo que iba, justo hoy lo saqué como siempre, al mismo parque de siempre, a la hora de siempre, sé que a esa hora no hay casi nada de gente y los que hay, bueno no le hacen caso a mi perro cuando ladra o se acerca, como ya lo conocen, ya saben como es.
Pero justo a esa hora pasó una señora con su hijo y su perro de raza pequeña y cuando mi perro lo vio, tuve que gritarle para que no se acercara, pero no me hizo caso y corrió hasta el perro, no sé si el otro perro habría estado socializado o algo, pero empezó a ladrar como loco, la señora lo alzó y empezó a gritar, que si mi perro le había mordido y un montón de cosas, claro que no le mordió, pero sí, fue mi culpa de haberlo soltado, es mi culpa que mi perro no me haga caso cuando quiere solo acercarse a oler y jugar, pero ¿es mi culpa que la señora no sepa que son perros? o tal vez ese perro a sido mimado y no a sido socializado, que sé yo. solo sé que me sentí con un nudo en el estomago de impotencia de no poder retener a mi perro.
Ay, Amanda, gracias por abrirte y contar todo esto. Es muy incómodo y tan incomprensible para los perros grandes que las personas que acompañan a perros pequeños no sepan que aunque pequeños, siguen siendo perros. Es injusto para los perros grandes y muchas veces frustrante para las acompañantes de los grandotes. Imagino que después de ese susto, irás más alerta en el paseo y quizás con más inseguridad, así que ánimo, ni tu perro ni tu sois culpables de nada, y esto lo superaréis, aunque por un tiempo necesites tener más control de situaciones para sentirte tranquila y confiada. ¡abrazo fuerte!