Seguro que has pensado alguna vez lo mucho que has aprendido y has cambiado desde que tu perro llegó a tu vida. Y si tienes varios perros o más animales, seguro que puedes decir qué cosa te ha enseñado cada uno de ellos.
Sin duda cada perro llega a nuestras vidas en el momento justo, igual que se marchan de la misma manera, cuando toca, porque toca. Aunque esto cuesta un poco más de aceptar.
Pero hoy, ahora, quiero centrar nuestra atención en todo lo que nos ha enseñado nuestro perro y todo lo que creemos que nosotros le hemos ensañado a él. ¿Crees que se equilibra la balanza? Yo creo que no; siempre pensamos que nuestro perro aprende a ser como es gracias a nosotras, aunque yo estoy segura que somos un complemento perfecto el uno del otro, que nos completamos y nos amoldamos para ser, de perro a persona y viceversa, los mejores compañeros que podemos ser. ¿Cuánto has cambiado gracias a tu perro?
Te propongo un juego. Quisiera que de verdad te tomases esta lectura como un ejercicio, que lo practicases de manera consciente en un momento que puedas estar tranquila, con o sin tu perro, como mejor te sientas, aunque es probable que tu compañero quiera acompañarte.
Me gustaría que cada uno de nosotros pensemos en una situación donde nuestro perro nos ha sacado de nuestras casillas, una situación que hemos llegado pensar “¿Qué hago ahora? ¿Qué hago con él? Me está volviendo loca”. A lo mejor estás viviendo ahora una de estas situaciones que suceden y empeoran por días.
Ahora piensa en estos momentos que estás -estáis- al límite, que quizás solo de pensarlo lloras de impotencia por no saber ni entender. Y ahora, ¿Qué sientes si te trasladas a esos momentos? Describe y toma nota si te apetece de cómo te sientes en esos momentos y dime: ¿te has sentido de ese modo en alguna otra ocasión?
Solamente si conectas en serio con tus sensaciones y sentimientos de ese preciso momento sabrás reconocerlas en otro momento de tu vida.
Justo en este momento te darás cuenta que no es por culpa de tu perro porque te sientes así en estos momentos, sino que tiene relación con tu manera de afrontar esas situaciones que te vuelven de la misma manera. Puede que te cueste más de un día hacer y reconocer este juego, este ejercicio, pero no pasa nada, toma tiempo para encontrar el momento y el sentimiento, luego lo vas a valorar.
A partir de ahora, ten en cuenta que no vas a poder cambiar ese “mal comportamiento” de tu perro porque depende más de ti de lo que te creías, ¡cuidado! No te estoy diciendo que sea culpa tuya, pero la responsabilidad de superarte en esta situación es tuya, tu perro solo está ahí para mostrártelo y apoyarte. En serio.
Desde este punto, estoy segura que la relación con tu perro en estas situaciones será diferente y poco a poco, día tras día, tu evolución será más notable, no porque yo te lo digo, que va, lo sabrás porque te lo estará enseñando tu perro.
Y ahora… cuéntame, ¿Qué tal? ¿Cómo te sientes? Seguro que te has quitado un gran peso de encima y además le has quitado a tu perro una gran responsabilidad y culpabilidad.
No quiero ponerte ejemplos porque solo si has vivido algo así sabrás de lo que te hablo y no quiero sugestionarte. No hace falta que sea una situación grave, tan solo algo que en algún momento nos ha hecho gritar o enfadarnos o nos haya incomodado y se nos ha quedado esa espinita.
Para mi este ejercicio es importante entre todos los miembros que convivimos en casa, de todas las especies. Lo practico bastante y es algo que me hace crecer y aprender pero sobretodo me hace conocerlos todavía mças, quererlos más y estar infinitamente agradecida con ellos.
¿Te apetece contarme cómo te has sentido? ¿Y si tu perro te ha acompañado en este ejercicio? Me encantará leer tu historia.
Gracias, gracias, gracias
Elena Dogsanimal