¡Hola!
¿Te has visto alguna vez en esta situación? Últimamente atiendo muchos casos de este tipo: familias que vivían con un perro y todo salió bien des del principio, pero la decisión de aumentar la familia y traer otro perro trae con ella todos los problemas que nunca tuvimos con el primer perro.
Como las locas de los perros somos así, en cuanto entra 1 perro a casa es muy probable que algún día llegue alguno más, voy a contarte porqué sucede esto por si te ves en esta situación sepas como enfrentarte a ella.
Vivir con un perro es guay; pero vivir con 2 o más perro es todavía más guay, aunque es cierto que es una manera de complicarse la vida. Claro que nos duplica la responsabilidad, la implicación, la dedicación y la limpieza, pero como tener perro no es una obligación, sino una decisión responsable, prefiero anticiparte lo que conlleva aumentar la familia perruna.
Cuando tenemos un solo perro absolutamente toda nuestra atención está centrada en él, en su educación y en que todo lo que le rodea le sume y no le perjudique. Te dedicas 100% a conocer a tu perro y sabes qué tipo de paseo le gusta: si le gusta pasear o más bien llegar al parque y correr, sabes con qué perros se lleva bien y con qué clase de perros no le gusta relacionarse, tienes bien claro qué juguete le gusta más y con qué arnés va más cómodo, incluso conoces de sobra sus manías y sus rincones favoritos de la casa.
Cuando tu primer perro llegó a la familia, tú te amoldaste a sus manías igual que él se amoldó a tus horarios. Ambos os entendéis, os comprendéis y os respetáis tal como sois.
Llega un nuevo perro a casa y lo más normal es que sigamos nuestra rutina habitual de paseos, juegos, comidas… igual que antes pero con una correa más en las manos. Intentaremos que el perro que acaba de llegar se adapte al ritmo de vida que habíamos creado cuando el primer perro llegó a la familia.
Ahora bien, cuando llega un nuevo perro a la familia todo este equilibrio se desarma porque necesita una nueva estructura en la que integre a un miembro más. Un nuevo perro implica volver a empezar con todo lo que te he contado antes. Llega un nuevo miembro a la familia y no conoce las manías de cada uno ni nadie conoce las suyas, nadie sabe todavía si prefiere destrozar juguetes o que se lo lances para recogerlo y traerlo, ni tampoco sabes si le gusta jugar con perros o en cambio es más independiente y familiar.
Todo aquello que practicamos en su día cuando llegó el primer perro es lo que necesitará el nuevo miembro de la familia. Que le enseñemos las cosas a solas, sin presiones, sin comparaciones ni exigencias. Nuestro nuevo compañero necesitará sentirse comprendido y acogido en casa, necesitará un tiempo para conocernos a cada uno de nosotros y saber cómo relacionarse con nosotros. Él se tomara ese tiempo para probar, para ser cada día un poquito más él mismo y expresarse con total libertad; siempre y cuando sepamos ofrecerle esta libertad de expresión que necesita en este momento tan importante: el inicio de nuestra convivencia juntos.
Desde el primer momento en que conoces a tu nuevo perro, presta atención y dedica tiempo para conocerlo. Esto es tan sencillo como observar para conocer, ¿te acuerdas? Tu perro aprenderá de ti y te conocerá muy pronto porque va a observar y analizar cómo te comportas, así que ya te está enseñando una manera eficaz de empezar a crear una relación saludable.
No tengas prisa en que aprenda a relacionarse con perros o a caminar bien con la correa. Cuando iniciamos nuestra relación de un modo sutil, pasivo, agradable y acogedor la relación que empezamos a crear con nuestro perro será tan beneficiosa para ambos que nos facilitará el camino hacia todo lo demás.
Es muy probable que la llegada del nuevo perro traiga cambios en las rutinas y todos os veáis implicados, hasta tu primer perro. Invertir tiempo en nuestra relación directa e individualmente hará que todos estos cambios estén guiados por el respeto y la confianza, lo cual nos hará mucho más flexibles y tolerantes a cualquier cambio que necesitemos hacer: ya sea aumentar la cantidad de paseos, alargar o acortar estos ratitos o incluso cambiar algunas normas en casa.
Vivo con 3 perros y adaptarnos los unos a los otros nos costó un tiempito, tiempito largo, la verdad… pero por eso mismo, porque a mí me costó y nadie me lo explicó, te lo cuento para facilitarte esta adaptación.
Vivir con perro es genial, vivir con 2 o más perros es divertido y pasar horas mirando su manera de vivir es tan gratificante que no sé cómo explicarlo. Pero lo cierto es que hay que echar un vistazo hacia dentro de nosotros mismos, saber si estamos preparados y dispuestos para hacer frente a los cambios y nuevos retos que vienen cuando decidimos ampliar la familia.
Vivir con perro es una decisión importante y si no estamos dispuestas a hacer frente a todo aquello que nos viene, quizás necesitamos replantear las expectativas expuestas en esto de tener un nuevo perro. Por más que sepamos cómo queremos hacer las cosas es muy probable que nuestro perro no sea todo aquello que nos hemos imaginado. Esto no es malo, en absoluto, pero nos trae un cambio de percepción importante si no estamos preparados para ello.
Compartir nuestra vida con un perro nos traerá grandes lecciones en nuestra vida, te lo aseguro, así que respira, sé paciente, observa y vive, vívelo cada día. Apaga de tu mente el pensamiento de tener un perro perfecto y atrévete a conocer al nuevo perro que acaba de llegar a tu familia. Tu no lo sabes todavía, pero tiene algo que enseñarte.
Que me dices, ¿nos implicamos y lo vivimos? Cuéntame en los comentarios cómo conociste a tu perro y qué te hizo decidir ampliar la familia, me encantará conocer vuestra historia.
Gracias, gracias, gracias.
Elena Dogsanimal