Hace unas semanas te contaba en instagram que pasé unas semanas enfadada con Poncho por algo que hizo que me dolió mucho emocionalmente y no pude comprender. Te voy a hablar del enfado con nuestros perros, porque a veces, aunque lo queramos evitar, sucede.
Debo decirte que lo que vas a leer a continuación lo escribí exactamente el 27 de junio, que pasado este tiempo ya están las cosas muchísimo mejor y te iré contando como ha ido la resolución del conflicto porque es mega interesante. O al menos para mí, así lo fue.
He pensado además que voy a dividir este tema en dos partes: primero te contaré mi experiencia personal y en el siguiente te argumentaré cómo llevar este asunto y cómo solucionarlo de una manera agradable y respetuoso, mejorando incluso nuestra relación.
Sucedió algo en casa y esto me llevó a enfadarme y no comprender a mi perro Poncho. Así se lo dije cuando pasó, que estaba enfadada, no entendía por qué hacía lo que hizo y no podía estar bien con él. Desde el principio fui totalmente consciente de que me sentía muy molesta con lo que pasó y necesitaba tiempo y espacio; y él, orgulloso a la vez que respetuoso, me ofreció ese espacio y nos distanciamos.
Por un tiempo, creo que una semana, apenas nos mirábamos, nos comunicábamos para lo justo y necesario: las comidas, paseos y poco más… Lo cierto es que el enfado de nosotros dos rompía la armonía de toda la familia, nosotros somos muy de hacerlo todo juntos. Os puedo decir que, conforme pasaban los días y yo iba sintiendo su vacío en mí, podía apreciar como Poncho ni me miraba, no quería entrar a casa a dormir, se quedaba en el jardín. Al principio, con mi enfado a flor de piel, pensaba que era un orgulloso y se hacía el rencoroso, y me hacía enfadar todavía más. Me daba una especie de rabieta del tipo: míralo, soy yo la que estoy enfadada y él no me hace ni caso.
Ahora entiendo que estaba siendo muy bondadoso respetando el espacio que yo necesitaba.
Mientras tanto, mi compañero humano y Pecas, intentaban que esto mejorase. Pero todavía necesitábamos más tiempo.
Durante este tiempo, evidentemente, me molestaba todo lo que Poncho hacía, cosas de siempre como entrar a casa lleno de barro e incluso hacía cosas fuera de lo normal que me molestaban todavía más como romper y comerse cosas que sabe que no debe.
Ahora que estamos en el periodo de reconciliación y parecemos una pareja de adolescentes enamorados, soy consciente de todo este proceso que, aunque ahora me parece que ha sido largo, ha sido justo el tiempo que tenía que ser.
Todavía me cuesta comprender el porqué de aquello que me enfadó hace unas semanas, aunque puedo entender que forma parte de él mismo y se, estoy segura, que algún día encontraremos el equilibrio en este conflicto.
Aunque en proceso de reconciliarnos, todavía no hemos vuelto a la normalidad. No tenemos prisa, pero ya estamos dispuestos a mejorar y entendernos el uno al otro. Ahora, Poncho me mira cada vez que paso por su lado, como siempre. Sale a recibirme de nuevo cuando llego, entra a casa a dormir y se despierta de un salto cuando me escucha levantarme de la cama.
Y yo, yo me derrito cada vez que me mira y me tiro al suelo cada vez que viene hacia mí.
Cada conflicto, cada familia, cada perro, cada humano… todos somos diferentes y todo necesita su proceso. Estas semanas de enfado y reconciliación han pasado por varias fases que, como te digo, te explicaré en la próxima publicación.
Cuando vivimos situaciones que etiquetamos como problema de comportamiento, simplificamos la situación y no entendemos lo que sucede. Te contaré en el siguiente post cómo podemos detectar si estamos enfadados con nuestros perros y por qué, y además te ayudaré a encontrar por ti misma la solución, o al menos, esa será mi intención.
En estas semanas de enfado me he dado cuenta que somos muchos los humanos que nos enfadamos con nuestros perros y nos molestamos por un montón de situaciones que no comprendemos, así que si esto nos ayuda a entender mejor y a mejorar nuestra convivencia, será perfecto.
Además, te recuerdo que hace un tiempo te compartí una entrada en la que te hablaba de que nuestros perros necesitan hablar en serio, en el que te contaba que ellos, nuestros perros, necesitan encontrar una utilidad a todo aquello que hacen y aprenden, y es lo mismo que todo aquello que deciden tiene un valor para ellos, por eso hay que entender y respetar sus acciones, aunque estén lejos de nuestros gustos.
Deseo que te sientas a gusto leyendo nuestra historia de las últimas semanas. Cuéntame en los comentarios cómo te has sentido y si has podido verte reflejada.
Atenta, que en próximas entradas (todavía no sé cuándo) te contaré el proceso de enfado y reconciliación y el aprendizaje consciente que llevamos a cabo Poncho y yo.
Gracias, gracias, gracias.
Elena Dogsanimal